3 de enero de 2023
La postulación e ingreso a la educación superior es una nueva experiencia que implica asumir responsabilidades, desafíos y también formar amistades o redes de contacto. Un nuevo escenario que puede … Leer más
La postulación e ingreso a la educación superior es una nueva experiencia que implica asumir responsabilidades, desafíos y también formar amistades o redes de contacto. Un nuevo escenario que puede provocar ansiedad o estrés y frente al cual se debe adoptar una actitud positiva. Si no se canalizan bien estos sentimientos, podrían afectar el equilibrio emocional.
«Este proceso conlleva maduración desde lo físico, emocional y económico. Además, el someterse a la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), que de alguna manera determinará el futuro de los jóvenes, podría gatillar estados ansiosos frente a sus propias expectativas y a la de sus padres, lo que puede exacerbar estos estados”, advierte la Dra. Andrea Aguirre , psiquiatra infanto-juvenil de Clínica Universidad de los Andes.
Según la profesional, estos cuadros incluso pueden somatizarse o derivar en algún trastorno, ya que “muchos no se sienten preparados para comenzar la universidad y pueden colapsar ante la presión ambiental y presentar desde síntomas aislados hasta un trastorno emocional”.
Para afrontar un escenario adverso en los resultados o en el proceso de postulación, sirve barajar anticipadamente segundas y terceras opciones de carreras y tener expectativas razonables, flexibles y realistas ante las exigencias de la universidad.
“Los que eran buenos alumnos en el colegio y nunca se han sacado malas notas, puede que se frustren al ver que su resultado no es el que esperaban, pero es habitual que el primer año haya un periodo de adaptación a los nuevos sistemas de aprendizaje y calificaciones. Se debe ser persistente y probar distintas estrategias, pedir ayuda a sus pares e incluso a los profesores que pueden servir de guía en esta nueva etapa”, aconseja la especialista.